
El valor de las organizaciones reside básicamente en intangibles. De hecho, incluso hay quien afirma que el 80 por ciento del valor de una organización está en esos valores intangibles.
Entre los que por encima de todos destaca uno: la reputación.
Para Justo Villafañe, un referente en la materia, la reputación es
el reconocimiento que los stakeholders de una compañía hacen de su comportamiento corporativo a partir del grado de cumplimiento de su compromiso con relación a sus clientes, empleados, accionistas si los hubiera, y a la comunidad en general
Pero para que la reputación genere valor debe ser gestionada y comunicada. Recuerdo ahora la frase de Juan Costa en su libro “La comunicación en acción”, en la que dice que
lo que las empresas deciden, planifican y realizan solo tiene sentido, significación y valores cuando lo comunican
Pese a dedicarnos a la comunicación, no caeremos en ese reduccionismo por el que parece que todo acaba siendo en las empresas una cuestión comunicativa. No, la comunicación no lo puede todo. Pero sin gestionar la comunicación se pierden innumerables oportunidades de ganar valor para la marca y por tanto para el activo empresarial. Sin comunicación no hay buena reputación.
El primer paso para tener una buena reputación es hacer las cosas bien, y hacerlas bien de manera continuada, con una cultura propia. No hay fórmulas express para la buena reputación. Pudiera haberlas si acaso para tener una buena imagen, pero estamos hablando de cosas diferentes y desde luego de cuestiones con muy diferente valor.
Además de hacer las cosas bien, de hacerlo de manera continuada, de forma constante y rigurosa, también es necesario ser una empresa social, una empresa que participe en la sociedad en la que trabaja, y que lo haga de forma activa. Y cuando hablamos de una empresa social no nos referimos a usar las redes sociales –por otra parte, absolutamente recomendable- ni a tener en su web un apartado de RSC. Nos referimos a participar en la sociedad, a tener un papel proactivo en ello y la firme voluntad de querer contribuir a mejorar la sociedad y a comunicarlo.