En Carlsen Estrategia & Comunicación nos encanta comer. La gastronomía es una de nuestras pasiones. Seguramente por ello contamos con diferentes restaurantes entre nuestros clientes, para que se junten el hambre y las ganas de comer…
Por ejemplo el Restaurante Bruselas, Ca Na Marola o Cala Conills. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid os recomendamos que los visitéis, disfrutaréis mucho.
En el Bruselas carne de excelente calidad y cocinada siempre para que mantenga todo su sabor, en Ca Na Marola nos encanta el «arroç des patró» y en Cala Conills la «paella» y el «arroz abanda» es extraordinaria…

Este post no pretende ser una guía de recomendaciones gastronómicas, aunque seguramente es lo que os está pareciendo hasta ahora. Pero no, de verdad.
Este post va de marketing gastronómico, y lo que nos sigue sorprendiendo encontrar buenos restaurantes que no están en las redes sociales. Restaurantes en los que se cocina bien, incluso muy bien, pero en los que el aroma de su cocina no llega, por ejemplo, a Instagram.
Redes sociales en las que incluso sus clientes publican referencias y en las que no participan, como si no tuvieran nada que decir.
El público está en las redes sociales, la competencia está en las redes sociales y cualquier buen restaurante bien gestionado debe estar en las redes sociales.
Haciéndolo bien, con contenido de calidad, y siendo constante, actuando con una buena estrategia, los resultados llegarán.
Aunque nosotros somos una agencia de comunicación, no somos de los que piensan que todos los males se arreglan con la comunicación ni que la comunicación todo lo puede. No.
Lo más importante en un restaurante es la calidad de su cocina, eso lo tenemos muy claro. Pero igual que es importante el servicio, el ambiente, la ubicación… es fundamental la comunicación.


A un restaurante bien gestionado se le presupone una buena estrategia y presencia en Facebook e Instagram, y por supuesto una buena página web –adatada a móviles- y con un motor enlace de reservas bien visible.
Porque hay que asumir que un nuevo cliente, incluso aquel que cuenta con una recomendación de un buen amigo, al que cree y valora, va a asomarse a las redes sociales para ver qué se hace en ese restaurante. Y si lo que encuentra huele bien, cliente a la cazuela.